viernes, 19 de junio de 2009

De errores y fatalidades varias


El ser humano tiende a dos cosas: a cagarla repetidas veces, incluso tropezando dos o más veces en la misma piedra, y a recordar los errores del pasado. Ambas estan relacionadas. No pasa desapercibida la cantidad ingente de plazas homenaje a las víctimas de la Historia. Pero pasando del nivel "macrohistórico" al "microhistórico", en nuestras vidas personales solemos ser verdaderas maríamagdalenas, y nos atormentamos con miles de "¿Y si hubiera...?" ,"Si tal vez...","A lo mejor si...", etc. Dejando de lado el hecho de que aún no hay una manera efectiva de volver atrás en el tiempo, ¿Retroceder en el tiempo con una goma Milán nos serviría de algo? Posiblemente, no. Con nuestra habitual falta de acierto, seguramente volveríamos en el tiempo a introducir más errores.
Al igual que esas personas de los monumentos cambiaron el curso de la Historia, la mayoría de las veces, a mejor - y por ello están ahí para recordarnos que con sus vidas, con sus sacrificios, o tal vez simplemente con sus obras, marcaron una diferencia que no debe ser olvidada (y se ha invertido mucho hormigón en ello)- de esta misma manera, deberíamos hacer grandes monumentos a nuestros propios errores, a los sueños que en algún momento se quedaron en el camino, y sin perderlos de vista, quedarnos con lo mejor, hacer lo mejor, hacerlo mejor. Hacer que la experiencia sea nuestros apuntes, que de lo que nos arrepentimos este subrayado en fosforito, y que en la evaluación de cada día sigamos progresando adecuadamente.

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