domingo, 7 de junio de 2009

22

Me han caído en suerte temporales que no sé si en otra etapa hubiera sabido capear. Parece que toda mi vida me hubiera preparado para superar esta tormenta perfecta, este 2008-2009 que se hace eterno. Y ya no tengo miedo por más altas que sean las olas, por más fuerte que el viento pueda soplar. Tengo licencia para navegar en peligrosos mares, confío en que mi instinto sea la brújula y la experiencia quien marque el rumbo. Disfruto por primera vez de la fuerza de mi juventud y del coraje por el que tan alto precio he tenido que pagar.
Por ahora sólo puedo imaginar cómo seran los días que vendrán. Las tormentas no se han acabado, ni mucho menos, pero entre ellas habrán claros, y ahora más que nunca estoy dispuesta a vivirlos intensamente. Quiero quedarme con el olor a sal que los que siguen en puerto nunca habrán de disfrutar.


0 comentarios: