Un gran charco de agua. Dejé la puerta del congelador abierta por accidente. Todo se ha ido derritiendo, pero yo, sin embargo, sigo sin sentirme las emociones. ¿Dónde están los sonrojos y los nervios a flor de piel? ¿Qué ha sido de las mariposas en el estómago y los pájaros en la cabeza? ¿Dónde está mi Yo fresco y suicida? Es hora de escoger entre la conservación y la vida.
lunes, 27 de abril de 2009
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